Los primeros textos masónicos datan de finales del siglo XVII y principios del XVIII. Su análisis revela una notable evolución y diversificación a lo largo de la primera mitad del siglo XVIII. En este proceso, y en medio de cierta confusión, comenzaron a surgir nuevos títulos y grados más allá de los tres fundamentales: Aprendiz, Compañero y Maestro.
La proliferación de rituales dentro de la masonería llevó a distintos intentos por estandarizar las prácticas y unificar a los masones en estructuras organizadas bajo sistemas ritualísticos definidos, conocidos como Ritos Masónicos.
Los masones se agrupan en logias, que operan bajo la dirección de un Venerable Maestro, apoyado por un consejo de oficiales encargados de la apertura, cierre y desarrollo de las ceremonias. Estas reuniones, denominadas "trabajos del taller", se celebran una o dos veces al mes en una sala especialmente acondicionada llamada Templo.
Los rituales masónicos establecen los gestos, lenguaje, movimientos y actitudes que deben seguirse durante las ceremonias. En los inicios de la masonería especulativa, estos rituales se transmitían oralmente, y solo han perdurado algunos fragmentos escritos.
Hoy en día, existen numerosos ritos, y algunos siguen evolucionando, aunque la mayoría de las logias trabajan bajo unos pocos sistemas principales, entre ellos:
Las logias masónicas no actúan de manera aislada, sino que se agrupan en estructuras federativas llamadas Obediencias u Ordenes, que establecen principios básicos y regulan aspectos como las condiciones de iniciación, los grados conferidos y el acceso a los rituales.
Algunas obediencias son exclusivamente masculinas (por ejemplo, la Gran Logia de Francia y el Gran Oriente de los Países Bajos), otras están reservadas solo para mujeres (como la Gran Logia Femenina de Bélgica), y otras practican la masonería mixta (como la Orden Internacional Le Droit Humain).
A pesar de la diversidad de obediencias, en términos generales, la masonería se divide en dos grandes tendencias:
Esta diversidad ha sido motivo tanto de reconocimiento como de rechazo a lo largo de la historia, con la masonería siendo objeto de persecuciones por parte de ciertas iglesias y regímenes políticos totalitarios. Sin embargo, su influencia en movimientos de emancipación y su defensa de la libertad de pensamiento han dejado una huella profunda en la historia moderna.